Cry Baby.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Justo ahora debería estar estudiando para Psicología de la Niñez. Pero es de esos domingos en los que me pienso a filosofar en exceso (¿Escribir tonterías cuenta como filosofar?) y necesito sacar todo de mi.

A veces me pongo a pensar en el futuro (spoiler: casi siempre estoy pensando a futuro), y con esto del año nuevo me detuve a reflexionar que no quiero llevar arrastrando tras de mi algunas situaciones. Y que tengo que hacer ciertos ajustes. Me puse a llorar mucho, porque si hay algo con los que tenga más problema que las personas yéndose, es yo irme de donde ya he anidado. No soy muy apegada generalmente, pero cuando lo hago soy como una garrapata. 

Llegó entonces a mi mente el pensamiento: ¿Son las lágrimas la prueba de que vale la pena mantenerme ahí o sólo es mi corazón cansado agradeciendo una sensación sensata? 

Un filosofo (no recuerdo cuál, no merezco mi diez en Filosofía bueno, si. Y si no lo merezco lo quiero) dijo que una persona no puede bañarse dos veces en el mismo río, porque ni es la misma persona ni el mismo río. Creo que es hasta hoy que de verdad comprendo eso, y comprendo que las personas cambian. Que yo no voy a ser la misma todos los días. Quizá en esencia sí, pero solo un 25%. Y entonces es ridículo esperar que los demás no cambien. Lo hacen, desde luego. 

¿Entonces porqué me cuesta tanto soltar a alguien que no es ni nunca ha sido la misma persona? 

Alondra me dijo que llega un punto de tu vida en donde ya ni siquiera te detienes a pensar en el tiempo, que esa medida se vuelve absurda e irrelevante y creo que he llegado a ese punto de mi vida. 

Lloré abrazando una caja de zapatos que tenía dentro sueños de lo que quería. Y los abracé a todos y les pedí perdón por quererlos abandonar, pero en realidad no los abandono. Solo los adapto a la nueva persona que soy. 

Y por otra parte pienso mucho en que siento que solo hay preocupación de este lado porque exista una homeostasis. Y me estoy comenzando a dejar de preocupar. Y si ya no hay nadie que se preocupe, ¿sigue existiendo algo? Quizá no. 

Las personas nunca cumplen sus propósitos de año nuevo, si lo sabré yo. Y algo más que sé es que mi corazón selectivo necesita comenzar a soltar y dejar ir. Este camino en el que estoy ahora me ha puesto con personas maravillosas a las que no he procurado por estar únicamente con quienes pensaba que realmente importaban. Y creo que quiero darles una oportunidad, quiero conocerlas, empaparme de ellas. Quiero sentirme tan libre como siento que puedo ser. Quiero tener de nuevo esa sonrisa que fluía de mi con una facilidad enorme, una sonrisa sincera y no esta máscara que siento que uso diario para pretender que todo esta en orden. Ya nada tiene un orden. Así que en lugar de propósito de año nuevo, será un propósito de salir de ducharme del río. 

Espero que la próxima vez que vuelva vea un reflejo más claro de una mejor versión de mi, porque creo que cada año me agrado más. Creo que cada uno de estos ajustes que hago dejan de sentirse egoístas, y se sienten más como amor propio. 

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